ISBN 978-84-939322-1-3
276 Páginas
PVP 18 €
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INFORMACIÓN
DEL LIBRO:
Esta guía literaria esencial sobre Viena es una obra fundamental
para descubrir y conocer la ciudad. Admirar bellísimos palacios,
disfrutar de la tradicional cultura de los cafés vieneses, estrechamente
ligados con la vida de los intelectuales de todos los tiempos, de los
grandes conciertos de música clásica, pasear por las calles
antiguas y, cómo no, sentir de cerca las épocas de la
Viena imbuida del espíritu que deslumbró a Europa desde
finales del S.XIX hasta que el nazismo llevó a sus mejores escritores
al exilio o la muerte.
Una deliciosa colección de relatos que reúne destacadísimos
autores clásicos, imprescindibles en nuestras bibliotecas particulares,
como Arthur Schnitzler, Franz Kafka, Saki, Karl Kraus, Stendhal o Katerine
Mansfield, entre otros, y también autores españoles e
hispanoamericanos inspirados por la ciudad imperial para crear fascinantes
historias sobre la Viena mágica, grandiosa y deslumbrante. Gracias
a estas obras pasearemos por
palacios como el Hofburg, el Schönbrunn, o el Palacio Belvedere,
y visitaremos cafés como el Landtmann, que acogió a Freud,
el Café Central, verdadera casa de P. Altenberg y lugar de inspiración
de Schnitzler, el Bellaria, de estilo Art Nouveau, Demel, la pastelería
más tradicional de Viena, el Café Mozart, el Sacher, detrás
de la ópera, o el Museum, en el que se inspiraban Klimt, Schiele,
Kokoschka, Canetti y Kraus. Este es un libro para amantes de las mejores
narraciones, para el viajero ocasional que quiere conocer dónde
vivir historias fascinantes, para el soñador lejano que sabe
que tiene una cita que acabará por cumplir, con el peso de lo
inexorable, porque una vida con Viena es más.
Índice
del libro:
Arthur Schnitzler: La extraña
Katherine Mansf ield: El espíritu moderno
Franz Kafka: Cartas a Mìlena
Saki: El alma de Laploshka
Karl Kraus: Aforismo
Giácomo Casanova: Memorias, capítulo XI
Joaquín Leguina: La cabeza del visir
Kalton Harold Bruhl: El diagnóstico
Anunciada Fernández de Córdova: Rathausstrasse
El Vizconde de Saint-Luc: Viena, 1906: Sigmund Freud y Henri-Louis Bergson
se parten de risa
Stendhal: Vida del joven Mozart en Viena
Miguel Ángel de Rus: El húmedo y fresco aire procedente
del Danubio
Julio Fernández Peláez:
El beso
Sara García-Perate:
El verdadero secreto de un rey
Andrés Fornells:
El mujeriego Herr Franz Hautergain
Elena Marqués:
An der schönen blauen Donau
Joseba Iturrate:
Cuando dejé Viena
Francisco José Peña:
Tras los pasos de Adolf
Isaac Belmar:
Feliz año nuevo
Carlos Ortiz de Zárate:
En busca del autor perdido
Héctor Ranéa:
Gólem en Viena
Paloma Hidalgo:
Deseo cumplido
Juan Vivancos Antón:
Al otro lado del canal
Fabricio de Potestad:
Celos
INFORMACIÓN
DE LOS AUTORES:
En Viena encontramos relatos de célebres autores clásicos,
como los austriacos Arthur Schnitzler y
Karl Kraus, Franz Kafka, Saki, Casanova, Stendhal y la rupturista escritora
neoxelandesa Katherine
Mansfield. Pero también colaboran autores actuales españoles
de gran interés, como Joaquín Leguina,
Anunciada Fernández de Córdova, el Vizconde de Saint-Luc,
Sara Gª-Perate, Julio Fernández Peláez, Andrés
Fornells, Elena Marqués, Joseba Iturrate, Francisco José
Peña, Isaac Belmar, Carlos Ortiz de Zárate, Paloma Hidalgo,
Juan Vivancos, Fabricio de Potestad y Miguel Ángel de Rus. Dos
destacados autores hispanoamericanos culminan esta antología,
imprescindible tanto para el viajero como para el amante lejano de Viena:
Kalton Harold Bruhl y Héctor Ranéa. Una cuidada selección
de los mejores escritores de los últimos 200 años rinden
homenaje a la Viena que iluminó la cultura de occidente.
P.-Su relato en Viena comienza en el Museo
Histórico Municipal de Viena y está centrado en El Gran
Visir, Kara Mustafá. ¿Cuál es la importancia de
este personaje en la historia de la ciudad?
Aquel intento otomano de instalarse en Viena, de haber tenido éxito,
hubiera cambiado la Historia de Occidente. De ahí la trascendencia
de los hechos que el relato aborda. Mi relato está inspirado
en el gran reportaje histórico-filosófico de Claudio Magris
que se titula "El Danubio", cuya lectura recomiendo con entusiasmo.
P.¿Qué importancia le da a la obra del grupo de autores, muchos de ellos judíos, que se encontraron en Viena en las cuatro primeras décadas del SXX, y que debido al nazismo murieron o tuvieron que ir al exilio? Fueron tiempos brillantes, los de de la alegre decadencia del Imperio Austro-Húngaro. Una pléyade de artistas y escritores floreció en aquella Viena anterior al Anschluss hitleriano. Unos talentos de primer nivel que siguieron en Viena tras la I Guerra, pero que hubieron de exiliarse con la llegada de la barbarie nazi, cuyo líder (Adolf Hitler) no era alemán sino austriaco.
P.-¿Es usted más adicto a la literatura de café vienes
o a las cafeterías vienesas? ¿Alguna le atrae en particular?
La literatura nunca es de café, aunque existieran y existen escritores
que escriben sobre las mesas de café de esos establecimientos.
Naturalmente, yo también he estado en esos cafés, mas
por allí ya no paran ni Mussil ni Elías Canetti, ni siquiera
Billy Wilder.
P.-Si alguien, tras leer estos relatos, decide ir a Viena, ¿cuáles
serían los lugares que aconsejaría visitar? ¿Monumentos
o callejear?
Desde luego, callejear en primavera, y al atardecer tomar un vino blanco
en los veladores del barrio Grinzing. Visitar, de paso, las casas baratas
de la Karl Marx-Hoff para evocar la "Viena Roja" y contemplar
la variada arquitectura que va desde Wagner (el arquitecto) hasta Adolf
Loos, pasando por la casa que diseñó para su familia el
filósofo Wittgenstein.
P.-¿Es usted más adicto a
la literatura de café vienes o a las cafeterías vienesas?
¿Alguna le atrae en particular?
-Soy sin duda más adicta a los cafés de Viena, lugares
acogedores, con periódicos, donde no te dan la lata y puedes
pasarte la mañana o la tarde entera con "einen kleinen braunen"
(un cortado) y un vaso de agua que te cambian cada tanto. Mi café
favorito es el Café Hawelka, que frecuentaba cuando era joven
y vivía en Viena, donde la dueña, muy simpática,
cuando iba con una amiga por la noche, me acomodaba en la mesa de los
chicos más guapos que en ese momento hubiera en el café
P.-Si alguien, tras leer estos relatos, decide ir a Viena, ¿cuáles
serían los lugares que aconsejaría visitar? ¿Monumentos
o callejear?
Soy más de callejear, por el centro, pero hay algunos sitios
que no se puede uno perder: el Kunsthistorisches Museum, la Albertina
(a los que, como a mí, les encante Durero), el Leopold Museum,
con excelentes colecciones de Schiele y Klimmt, y la misa de 11 el domingo
en la Iglesia de los Agustinos, al lado del Hofburg, donde se puede
escuchar, gratis, la más maravillosa música sacra. Ir
a la ópera tampoco está mal, en esta ciudad de la música.
P.-Por su trabajo como Diplomática, ¿a que lugares
de Viena ha tenido acceso a los que no podamos entrar habitualmente
el común de los mortales? O ¿En qué sitio ha tenido
una comida oficial que haya sido memorable?
Viví en Viena de estudiante sin un duro, y no he estado nunca
allí de trabajo como diplomática. Siempre se disfruta
más libre y sin compromisos oficiales.
P.-¿Por qué el segundo libro
de M.A.R. Editor está dedicado a Viena?
R.- Porque admiro a muchos grandes escritores centroeuropeos de finales
del S.XIX y primera mitad del SXX y una buena parte de ellos son de
Viena o están relacionados con la ciudad. Hay escritores vieneses,
como Arthur Schnitzler o Stefan Zweig, que figuran entre los que más
me interesan en la actualidad, pero no hay que olvidar otros autores
austriacos que están en mi biblioteca particular, Musil Rilke,
Werfel o Hugo von Hofmannsthal, o escritores más lejanos, como
Ödön von Horváth o Joseph Roth, cuya vida tuvo relación
con Viena. Además, el café vienés es una institución
para cualquier literato occidental que se precie, porque eran más
que el pinto de reunión de escritores, intelectuales y artistas.
Cafés como el Landtmann, el Café Central, el Bellaria,
el Café Mozart, el Sacher o el Museum, son para nosotros casi
tan familiares como El Espejo o El Gijón, cafés madrileños
ni menos literarios.
P.- ¿Es difícil hacer una antología sobre Viena
sin caer en el tópico de que los escritores sean vieneses?
R.- Los hay austriacos, checos, franceses, españoles, hispanoamericanos,
lo que se pretendía era principalmente constatar el impacto que
Viena deja en el forastero, cómo a través de un relato
y por medio de unos personajes, cada autor deja constancia de la impresión
que Viena le ha dejado.
P.- ¿Viena es más que un libro de relatos?
R.- Es la constatación de que somos herederos y difusores de
la cultura europea, independientemente de razas, religiones y otros
condicionantes absurdos. Centroeuropa irradia algo intangible pero esencial;
la cultura de quienes estamos alrededor de M.A.R. Editor es esencialmente
europea. Cualquier podría decir lo mismo creyendo que es así,
pero si lo escuchas a alguien que lleva pantalones tejanos, que escucha
pop norteamericano, va a comprar y a pasar la tarde a grandes superficies
comerciales con inmensos aparcamientos, comen hamburguesas, ven películas
vacías repletas de efectos especiales y creen que la política
exterior yanqui es por el bien del mundo, verás que somos distintos;
ellos están invadidos culturalmente, llevan la bandera yanqui
tatuada. Nosotros somos europeos, marcado a fuego Nuestros genes son
europeos, nuestra cultura es europea, y Mozart, que por supuesto aparece
en el libro varias veces, es para nosotros más importante que
toda la cultura anglosajona del los siglos XX y XXI.
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